miércoles, 15 de septiembre de 2010

embarazo no deseado

Cada año 18 mil menores de 19 años quedan embarazadas sin haberlo planeado en nuestro país. Se enfrentan entonces a una gran carga para las que muchas aún no están preparadas. Y se enfrentan solas pues el padre muchas veces elude su responsabilidad.

Estas madres deben entonces dejar sus estudios o interrumpir su trabajo y su vida cambia para siempre, condicionando su futuro personal y profesional. Los médicos de atención primaria trabajan para informarles de los métodos anticonceptivos, pero piden a padres y educadores que les apoyen para que este mensaje cale en los jóvenes: una sola relación sexual de riesgo puede cambiar sus vidas, o ponerlas en peligro por una Enfermedad de Transmisión Sexual como el SIDA.

México es uno de los países con mayor tasa de embarazos no deseados entre adolescentes. Y sus cifras, siguen creciendo año con año aunque no lo hagan de forma espectacular.

Si más de 18 mil mexicanas menores de 19 años se quedan embarazadas sin planearlo cada año, es que algo está fallando. Desde la atención primaria, los médicos insisten en la necesidad de informar a los jóvenes sobre los métodos anticonceptivos que están disponibles y el uso adecuado de la píldora postcoital. ¿Pero el problema se debe sólo a la falta de información o a una mala información?

"Las instituciones públicas han intentado hacer un importante esfuerzo para sensibilizar a los adolescentes frente a los embarazos no deseados mediante la información en las escuelas; sin embargo, la incidencia de embarazos no deseados sigue sin disminuir", confiesa la doctora Blanca Gutiérrez, coordinadora del Grupo de Atención a la Mujer.

En los últimos años, los esfuerzos para prevenir los embarazos no deseados en adolescentes se han multiplicado desde todos los ámbitos. Pero su cifra, como hemos dicho, no parece haberse estancado ni disminuir.



Según la doctora Gutiérrez "hay que potenciar la comunicación entre los médicos de atención primaria, los especialistas, los profesores y los trabajadores sociales así como trabajar para que la comunicación padres e hijos sea más fluida y aumente el grado de confianza entre ellos".



Pero no toda la culpa de esta incomunicación es de los adultos. La realidad es que aunque los profesores y los médicos son muy accesibles, los jóvenes no siempre recurren a ellos. En este sentido, la Dra. Gutiérrez cree que uno de los principales problemas de la atención primaria es que "los médicos de estos jóvenes son los mismos médicos de sus padres y como ya no hay confianza suficiente entre ellos, muchas veces tampoco se atreven a preguntarnos abiertamente a nosotros porque creen que como conocemos a sus padres y se los vamos a contar, cuando no es así".

En el ámbito educativo, prácticamente la mayoría de centros dedican jornadas a la educación sexual, pero también deben trabajar más en este sentido ya que con un par de semanas al año no basta. La educación sexual debe ser un tema recurrente en las aulas y de que los jóvenes puedan hablar libremente, sin tabúes.



Y es que cada vez parece más difícil hacer que un mensaje institucional tenga peso entre los jóvenes y, sobretodo, parece especialmente difícil que este mensaje saludable les haga modificar su comportamiento, en este caso, rechazando siempre las relaciones sexuales de riesgo.

El mismo problema al que se enfrentan las campañas contra el SIDA, otro de los peligros a los que se exponen los jóvenes de ambos sexos derivado del sexo sin protección, que en este caso también puede acabar con sus vidas.

Aunque no sólo las instituciones públicas acusan esta falta de "buena onda" con los jóvenes. Hacer cuajar en ellos el mensaje de que una sola relación sexual de riesgo puede acabar con sus vidas o cambiarlas para siempre por un embarazo no deseado, es también tarea de padres y educadores

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